Dos palabras, ocho letras, tres sílabas y seré tuya

martes, 1 de febrero de 2011

World in my eyes.

Sucede a diario que alguien, cualquiera, me levante la mano y abra la puerta de mi taxi y tome asiento y me indique un destino. Sin embargo, detrás de ese alguien cualquiera vinculado a mí a través del azar de las calles, detrás de ese todo absoluto agrupado en un solo cuerpo, hay un pasado, un presente (compartido con mi propio presente) y un futuro que dependerá, en gran medida, de mi pericia en la conducción.
Imaginemos que soy un taxista suicida (o más romántico que Larra) y que tú, usuario potencial, me alzas el brazo y subes a mi taxi sin conocerme de nada pero confiando ciegamente en mí, pues de mí dependerá tu vida. Imaginemos que, tras indicarme un destino cualquiera, te miro y pienso en aquel tema de los Smiths, There´s a light that never goes out (“And if a double-decker bus/crashes into us/to die by your side/is such a heavenly way to die) y acelero más de la cuenta, y al chocarnos contra un muro trunco desde ahora y para siempre no sólo mi futuro, que podría importarme una mierda, sino el tuyo también.
Pienso en ello muchas veces: no en chocarme contra un muro, claro, sino en la confianza que muchas veces depositamos en completos desconocidos.
El ser humano no es tan malo, quiero decir.

                           x o x o

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